Y, finalmente, ¿caerá del caballo el señor Rajoy?

Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo arrojan algunas conclusiones que invitan a la reflexión política: desaparecen las mayorías absolutas, el Partido Popular pierde su hegemonía, el pacto deviene obligatorio ante la fragmentación de ayuntamientos y parlamentos autonómicos, el poder territorial da un giro a la izquierda y las fuerzas emergentes se convierten en las grandes triunfadoras de la noche. Especialmente Podemos, que cuatro años después consolida políticamente el movimiento indignado del 15M y tiene opciones más que evidentes de gobernar Madrid y Barcelona.

A un día del escrutinio, conviene preguntarnos si nos encontramos ante una situación realmente inédita y, en cualquier caso, qué o quién nos ha llevado a este punto. En la historia reciente de España hemos tenido siete años de gobierno incompetente de la izquierda en el Estado y en Catalunya. Después de la debacle que supuso este período, han tenido que venir unos gobiernos aplicados para poner orden en una economía desecha por la mala gestión y la crisis económica internacional.

Pero la incapacidad de los gobiernos de Rodríguez Zapatero y del tripartito en Catalunya precedieron a un gobierno en la Moncloa que ha demostrado su enorme torpeza política y ha empujado a la sociedad a la radicalización, tal y como se reflejó en las elecciones del domingo. El presidente del gobierno del Partido Popular ha sido un invidente político, un dirigente que padece un autismo político galopante que no le ha permitido ver a dónde llevaba a su partido y a dónde arrastraba a las fuerzas moderadas de centro, tanto de derecha como de izquierda.

Rajoy podría haber aprovechado su amplísima mayoría absoluta para negociar en posición de ventaja y llegar a acuerdos que hicieran avanzar al país, pero en cuestiones como las reclamaciones de Catalunya a favor del derecho a decidir se ha limitado a pasar el rodillo. Con ello ha conseguido fragmentar la sociedad y crear una urticaria que le pasará factura en este año electoral. No tiene aliados en ningún sitio, señor Presidente, porque no se los merece.

Más allá de esta reflexión, no hay demasiadas novedades: no tenemos una nueva forma de hacer política, ya que el eje ideológico sigue situado en la dicotomía izquierda-derecha. Barcelona en Comú y las demás franquicias de Podemos que cosecharon ayer unos excelentes resultados son las antiguas siglas del PSUC y del Partido Comunista pasadas por la cocina del marketing por segunda vez, después del proceso de reciclaje de hace 20 años. Resultado: una reedición del más clásico de los resultados marxistas-leninistas de finales de los 70 y 80. En Barcelona siempre ha sido así exceptuando el paréntesis de cuatro años del alcalde Trias: PSC, PSUC y ERC han gobernado la ciudad más de 30 años. Si a estas fuerzas le sumamos la CUP, la izquierda consiguió ayer en la capital de Catalunya el 53,27% de los votos y 23 concejales.

Nosotros, en Unió Democràtica de Catalunya, desde la oposición o desde los gobiernos locales de Catalunya, seguiremos trabajando para conseguir un país más libre, más justo, más rico y más equitativo, y con el tesón y esfuerzo que nos caracterizan seguro que lo conseguiremos.

Deixa un comentari

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

Esteu comentant fent servir el compte WordPress.com. Log Out /  Canvia )

Facebook photo

Esteu comentant fent servir el compte Facebook. Log Out /  Canvia )

S'està connectant a %s